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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Un mini-texto de Pérez-Reverte contando un suceso de esos que pasan todos los días

El mensaka del semáforo

XLSemanal - 13/12/2010

La moto está parada en el semáforo de un paso de peatones, con un pavo encima: un mensajero con el rótulo fosforito de su empresa en la espalda. Detengo el coche en su aleta de babor y miro la máquina. Pese a la caja portaequipajes del asiento trasero, me recuerda la hermosa moto italiana que tuve hace treinta y tantos años largos, a esa edad en que te crees invulnerable; cuando eres joven, inconsciente y capaz de salir de viaje nocturno cayendo lluvia a mantas, atravesando a ciegas pantallas de agua pulverizada de camiones por carreteras de doble dirección, y crees que estamparte contra un coche o un árbol, a 160 kilómetros por hora, es algo que sólo puede pasarle a otros, y nunca a ti. El caso, como digo, es que estoy mirando la moto y al usuario con una punzada de nostalgia. Bajo el casco y el barbur, el mensaka parece motero veterano, treintañero largo. Está tranquilo y a lo suyo, abiertas las piernas, las botas militares apoyadas en el suelo, pendiente de que el semáforo pase a verde. Pensando en sus cosas, supongo. En que va retrasado en las entregas, o a quién votar en las municipales. Cualquiera sabe. Y en ese momento, despistado al volante, frenando en el último instante porque no se había fijado en el semáforo, llega el pringao.

No hay golpe fuerte. Sólo el chirrido del frenazo sobre el asfalto. Riiiias. Miro a mi derecha y veo que un coche, deteniéndose casi de milagro en el último momento, golpea ligeramente la moto por atrás. Apenas un toque en el neumático de la rueda trasera. Cloc. Lo justo para que, sin hacerle desperfectos visibles, la moto salga despedida tres o cuatro metros adelante, con el motero pateando a un lado y a otro en desesperado esfuerzo por mantener el equilibrio. Y lo consigue, el tío. Logra estabilizarse un trecho más allá, pasadas las marcas de pintura del paso de peatones, y desde allí se vuelve para comprobar qué diablos ha ocurrido. Entonces ve el coche detenido donde antes se encontraba él, y al conductor que, petrificado, las manos agarrotadas en el volante y expresión estupefacta, lo mira reponiéndose del susto. Acojonado.

Entonces asisto a una escena memorable. Con una sangre fría envidiable, tras quedarse unos instantes mirando hacia atrás como si no diera crédito a lo ocurrido, el mensaka se baja de la moto, la pone sobre la pata de cabra, echa un vistazo comprobando que no hay daños de importancia, y luego se acerca despacio al automóvil, tomándose su tiempo. Es un tipo de aspecto rudo, vigoroso y con aparente buena salud. El casco negro, del que sólo ha levantado la visera, refuerza su aspecto amenazador. Y huelga señalar que, para entonces, los conductores de los tres o cuatro coches que estamos cerca seguimos el asunto con atención no exenta de morbo, haciendo cábalas sobre si el primer guantazo se lo va a dar el mensaka al conductor con la derecha o con la izquierda, o si se limitará a enumerarle a gritos la relación completa de sus muertos más conspicuos y frescos. El del coche debe de andar en cálculos parecidos, pues permanece atrincherado tras el volante, igual de blanco que una hoja de papel marca El Galgo. Y en ésas ocurre la cosa.

Siempre despacio, sin alterarse, el mensaka ha llegado a la altura del conductor y se inclina a mirarlo. Éste es más bien de perfil tiñalpa, con poca chicha. Salta a la vista que no sabe qué hacer ni decir, y que teme le pongan la cara como un mapa de carreteras. Entonces, cuando el motero tiene ya apoyada una mano en el abridor de la puerta, lo veo inclinarse un poco más, mirando hacia el asiento de atrás del vehículo. Sigo la dirección de su mirada y descubro a dos enanos de ocho o diez años, niña y niño, sentados allí, con sus cinturones de seguridad puestos. En ese momento, el mensaka hace una de esas cosas que a veces, hasta en los momentos más negros de la vida, puede reconciliarte con el ser humano. Se queda inmóvil un instante, como pensándoselo, la mano aún puesta en la puerta del coche. Luego se yergue despacio, mira al conductor y le suelta esta frase inmortal: «Un día te vas a matar, gamberro».

Y eso es todo. Después, sin esperar respuesta -el otro sigue sentado, sin arrestos siquiera para balbucir una excusa-, el mensaka se dirige a la moto tan tranquilo como vino, echa un último vistazo para confirmar que no hay desperfectos, sube a ella, la pone en marcha y se va. Yo meto la primera y arranco a mi vez, pues suenan detrás bocinas impacientes de coches, y veo al motero perderse en el tráfico, a la entrada de un túnel. Entonces caigo en la cuenta de que ni siquiera he podido verle la cara. Y pienso que es una lástima. Me gustaría reconocerlo en cualquier calle, con la moto parada. Aparcar cerca, señalar el bar más próximo e invitarlo a una caña.

martes, 23 de febrero de 2010

Señalización ilegal, estúpida y bochornosa


Hola amigos del biciclo motorizado:

Supongo que estáis igual que yo, hasta las narices de la lluvia, el viento y la mierda blanca. Gasto más en 3-en-1 que en gasolina y no hablemos, de los champiñones, musgo y líquenes que empiezan a colonizar mi moto atraídos por tan buenas condiciones...

Hoy voy a tirar de curro de investigación, vaya, poco curro pensaréis. Pero el documento que os adjunto, en vídeo, es una buena crítica de la infame señalización que se hace en ocasiones, ¡y luego la culpa la tenemos nosotros!.

Veréis cosas que dan risa pero una vez meditadas, dan miedo, indignación y vergüenza ajena.

En mi próximo post, voy a hacer pruebas con una cámara que se acopla para hacer cualquier deporte, va a pilas y puedes grabarte tus pinitos haciendo, por ejemplo, saltos en motocross o tumbadas en circuito (en circuíto!!!!). Os adelanto que sólo cuesta 50€, graba en buena calidad, tiene leds para grabación nocturna y anclajes para el casco y el manillar...


Saludos y disfrutar del vídeo: PULSA AQUí




miércoles, 3 de febrero de 2010

La generación Ni-Ni de la moto, ¿existe?


Supongo que estáis al corriente de los que es la generación “ni-ni”. Básicamente, con perdón de las cosas básicas, los “ni-ni” ni estudian, ni trabajan, ni nada de nada. Eso sí, son unos adolescentes bigardos que con la ley de su parte; Acojonan, hostigan y maltratan tanto a sus profesores como a sus padres. Con éste nivel de falta de respeto, no quiero imaginar la que le toca al “collejas” del cole. Por desgracia sí lo sé, el “collejas” ha pasado de tener la nuca roja, a vestir un saco de la morgue.

¿Cuál es la generación “ni-ni” en el mundo motero?, pues creo que no hay…

Por lo menos en Madrid, cada vez se ve menos descerebrado quinceañero sin casco. Incluso parece que pasó la moda de llevar el casco a medio poner, que además de ser menos estético y parecer subnormal, no servía ni como protección, ni como para librarse de la multa si te ve un guindilla. Tampoco se ven los soplajijos en 600cc con cascos de equitación.

El motorismo en mi ciudad se ha vuelto bastante respetuoso con las normas y con el prójimo, echando la vista atrás, parecía imposible llegar a éste nivel de educación. Hombre, siempre hay “polvorillas”, “quema-ruedas” o “lija-chapas”, pero eso forma parte del paisaje urbano y su número permanece estable. Aquí, los pájaros de la ley hicieron una buena limpia de chicharras sin papeles o seguro.

Concluimos entonces que la generación “ni-ni” no ha llegado al mundo de la moto.

Si lo analizamos, no es de extrañar. Ésta bazofia de generación de vagos impulsos neuronales es incapaz de obtener una licencia de moto, creo que no podrían ni mantener el equilibrio sobre dos ruedas porque lo más parecido a montar en bici ha sido jugar en la PlayStation.

Está claro que estas abominaciones son así por los gilipollas de sus padres. Por no dedicarles tiempo, por no enseñarles nada de la vida, por soltarles 50€ con 14 años y porque no… por no soltarles un buen sopapo a tiempo.

viernes, 15 de enero de 2010

Año Nuevo, ¿moto nueva?


Pues va a ser que no, los Reyes no dan para tanto, pero sí nos ha dejado una curiosa edición de Pingüinos con más nieve que nunca, nuevos modelos de los fabricantes que quitan el hipo y nuevas normas para éste año. Éste último se lo debemos agradecer al “grinch” de la DGT.

En Pingüinos la participación de éste año ha bajado a 18.000. No porque la gente se haya “cortado” por el frío, sino por la dificultad de viajar por un territorio nacional cubierto de nieve y muchas carreteras cortadas o impracticables.

He tenido la oportunidad de ver, durante mis viajes navideño-familiares, un montón de motoristas enfrentándose al frío, a problemas mecánicos y otras vicisitudes derivadas del temporal. Aun así han seguido luchando para poder llegar, quedando muchos de ellos por el camino y resignándose a dar media vuelta.
Por todo su esfuerzo, por mantener vivo el espíritu y por demostrar una vez la pasta de la que estamos hechos los moteros: FELICIDADES ¡¡HIP-HIP HURRA!!


Sobre los nuevos modelos del 2010, destaco las nuevas creaciones sobre las actualizaciones. A saber:

• Honda CB 300R: una moto ideal para empezar en el mundillo que hereda estética de la Hornet, con empuje de 26CV y un peso de 140Kg que la hace ideal para la ciudad y pequeñas escapadas por la sierra.
• Honda Fury VT1300CX: Honda trae a Europa el sueño americano de la custom “snake” concept. Seguro que será una de esas Motos que centrarán todas las miradas en los semáforos. Cuenta con un motor V-twin a 52º de 87kW (CV=kW*1.36) unos 120CV para una motaca sin carenado y sin deflectores de viento. Aunque ésta abre-boca-por-el-viento será conducida por puretas para ir de paseo, como todas las custom.

• Nueva FVR de Honda: digo nueva porque ha cambiado totalmente su estilo. Supongo que como yo, a muchos no les guste el nuevo “look”

• Kymco Super Dink 300: Tras el éxito en ventas de la Superdink 125, Kymco se sube al tren de venta asegurada en Maxiscooter. Igual ésta moto funciona sin dar problemas a los dos años, pero yo ahorraría un poco más o tiraría de 2ª mano para adquirir una Honda, Suzuki o por lo menos Piaggio para evitar quebraderos de cabeza y pasta en el taller. Pero esa, sólo es mi humilde opinión.

• Y para el final, el gran final… ¡UNA BESTIA PARDA!
En BMW pueden estar contentos con su trabajo, pero el afán perfeccionista de los alemanes les quitaba el sueño con un cabo suelto: tener un modelo racing a la altura de las japonesas e italianas.
¡Pues lo han conseguido!. Este año sacan a catálogo la BMW S100RR, una furia RR que ha jodido la tranquilidad de Kawa, Honda, Ducati y otras.
Como no podían hacer menos, los bávaros han creado una burra a la que sólo le hacen falta las pegatinas para ser de competi: 193CV y una equitación de serie “top”


Para finalizar, hablemos del “grinch” de la DGT, nuestro amigo Arias Navarro.
Éste año nos trae un nuevo carné de moto:

El Consejo de Ministros ha aprobado hace unos días la implantación oficial del nuevo carnet A2 para motocicletas de hasta 500 cc, así como algunos cambios en el resto de permisos para motocicletas y ciclomotores. El nuevo permiso A2 permitirá conducir motos de hasta 500 cc de cilindrada y 47 CV de potencia máxima. Se ha diseñado como escalón medio entre el permiso A1 y A, así como requisito indispensable para la obtención del último, que nos dejará conducir motos sin límite de potencia y cilindrada.
Todo esto no me parece mal pero, ¿y a los coches no hay regular su potencia VS experiencia?

Pues por ser tan malo, el 21 de diciembre se dio un leñazo con la moto al resbalar él solito en una placa de hielo…

…como dice un amigo: “hay dos clases de moteros, los que ya se han caído y los que todavía les queda caerse”