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jueves, 17 de septiembre de 2009

Los intermitentes, ese gran desconocido.


Este tema da para mucho y no sé muy bien cómo resumirlo.

En la mayoría de los casos no se utilizan y cuando se hace uso de ellos, se hace mal.

De todos es conocido y sufrido las siguientes situaciones:

- El vehículo que le precede decide cambiar de carril y: “¡qué gran esfuerzo activar el intermitente!, total, para un pequeño cambio de carril, hago demasiados al día y los demás tampoco lo hacen” –piensa el mentecato ajeno a la consecuencia que le puede producir el que le arrolle un camión, derribe una motocicleta, choque contra otro vehículo o en el mejor de los casos, monte un “pollo” de tráfico donde los demás nos acordamos de su madre. En éste último caso, el mentecato hará oídos sordos y se auto convencerá de que los demás somos subnormales y no sabemos conducir.

- Vehículo que al poner el intermitente, inmediatamente ejecuta el cambio de carril. “Si me he señalizado, ya tengo la prioridad de ejecutar mi acción” –piensa la mentecata. Vamos a ver, se trata de avisar al resto de conductores de tu acción con una antelación para que el resto de implicados nos podamos adaptar a la acción, y si no podemos, no lo hagas. Eso no te da derecho a empujar, quemar pastillas de freno y palpitar los corazones de los que circulamos a tu lado.

- “Voy a poner el intermitente, ¡que buen conductor soy!”, eso está bien si lo quitas al terminar tu acción. Pero el empanado lo deja puesto hasta que retira las llaves del contacto, produciendo un caos bíblico. Que luego ese señor no se extrañe de que le piten otros coches “tuning”, va a su rollo, iluminando las calles con luces estridentes sin sentido.

- El taxista es el más fiable, nunca los pone. La bombilla tiene una vida útil de 1.357.000 pulsos de corriente y ese es un término finito que se traduce en cambiar la bombilla algún día, con su consiguiente gasto.

Yo como motero he comprobado que en ciudad es poco fiable que me señalice, si pueden me arrasan, en Madrid rige la ley del más cabrón…

Lo que sí me funciona es señalizarme con los brazos. De esta manera me respetan mucho más. Creo que como no entienden lo que comunico, pero al hacerlo con firmeza y determinación se reducen ante la duda de que pertenezca a un cuerpo de la seguridad vial…

Nada más lejos de la realidad, hago las señales corporales que había antes de las luminosas y continúan en activo. Pero parecen más convincentes.

Nueva cuestión: Ante la imagen que se muestra, el vehículo que le precede, ¿qué trata de señalizarle?

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